Mi bocanada de aire
~ Dulas ~ Naciste ese bonito veintiocho de Mayo de dos mil veinte, en Huesca. Era una etapa de confinamiento a nivel mundial, pero no tengo la menor duda de que haría un luminoso día. Al igual que lo fue el cuatro de agosto, cuando por fin llegaste a mi vida. Viniste en un momento complicado, negro y triste para mí. Pero para ti nada de eso era suficiente para esconderte en el transportín y negarte a salir. Te subí completamente emocionada a casa y nada más que me viste, te echaste a mis manos. No me dejabas apenas abrirlo porque ya querías estar entre mis brazos. Te pregunté si Dulas te gustaba como nombre y te limitaste a mirarme y guiñarme un ojo, supuse que eso era una afirmación. Y hoy, que ya pasaron unos días de eso, puedo asegurar que no pude escoger mejor nombre para ti. No existe otro sustantivo como este que sea capaz de describirte a la perfección. Tu adaptación fue muy rápida. Digamos que congeniamos genial y nos entendemos a la primera. Me tra